Aunque el discurso público de muchos empresarios del juego intenta dar una idea del profundo interés por las necesidades y dificultades de los jugadores, la realidad es que todo su esfuerzo está puesto en cuestiones comerciales y marketing, y, sobre todo, en un denodado interés sobre las costumbre lúdicas de los grupos etarios; del bienestar y atención del jugador, bien gracias.
Además, la atención al cliente y el soporte técnico de muchas compañías de juego online son pobres o nulos. Los jugadores deben recurrir a sus propios pares agrupados en foros de discusión para conocer cuáles son las empresas que más restringen, cuáles las que no atienden reclamos y cuáles las que tienen problemas para pagar y la lista de reclamos es muy larga. Esta situación ha dado nacimiento a una generación de jugadores expertos cuyas recomendaciones son seguidas y escuchadas por una gran cantidad de público usuario, que toma estos consejos a rajatabla, en detrimento a lo que estos operadores están haciendo con los clientes. Esto no sólo genera un gran desgaste y enojo de los jugadores, atenta en contra del corazón de la industria.
Pero no solamente esta situación se está dando con las compañías de juegos en línea. En el sector de los juegos presenciales, bingos y casinos, en muchas oportunidades abandonan al jugador a la deriva, sobre todo en las cuestiones relacionadas al juego responsable. Muchas empresas, avaladas por las entidades reguladoras, solo hacen publicidad y llenan de cartelitos sobre juegos responsable en sus salas pero dejan que sea el mismo jugador problemático que cargue con su adicción sabiendo que el mismo jugador no puede darse cuenta de que es un ludópata y se limitan a detectar y acompañar su autoexclusión.
Reguladores y operadores, se sienten liberados de la responsabilidad de que las personas caigan en el juego patológico. Siendo justos, no son todas las empresas, pero hay quienes hacen de esta premisa su política corporativa y no perciben que un jugador patológico en sus plataformas o salones, es la peor publicidad que se puede tener.
Las nuevas generaciones, hoy pueden estar jugando en varios casinos online o plataformas de apuestas deportivas o Esports y mañana virar a ser fans de algún juego de rol o de estrategia. Si los empresarios de la industria no son capaces de percibir que las nuevas generaciones van a ser las que generen el crecimiento y el futuro de la industria en la región, sin tener en cuenta que ése es el sector de mayor dispersión del mercado y que cada día cuenta con una mayor oferta de nuevos juegos y entretenimiento. El destrato del cual son objeto los clientes y jugadores, puede generar en el corto y mediano plazo un éxodo hacia otros segmentos de juego o entretenimiento, ya sea online o presencial perjudicando el gran potencial que tiene la industria.
Entonces, ¿por qué las empresas no cuidan al jugador como es debido y sólo tienen en cuenta el potencial económico de sus bolsillos? La pelota está en la cancha de los jugadores, quienes están exigiendo productos y servicios para satisfacer su demanda y una atención adecuada para mantenerse fieles. La competencia va a ser cada vez más feroz en la región en la medida de que operadores y proveedores la vean crecer, y para subsistir deberán capitalizar el potencial de los jugadores, brindando productos y servicios, escuchando reclamos y despejando dudas. Pero si quienes deben velar por el bienestar de la industria no advierten este gran problema, van a mirar lánguidamente como sus clientes migren hacia otras empresas e inclusive, hacia otros espacios de entretenimiento.
LMG+ 22/04/2021